Cualquier obra de arte es una gran revelación. Parecerá mentira pero el arte tiene alma propia que describe las emociones de un artista que con su espíritu crea estilos que motivarán a un espectador a entender su obra. La pintura puede serlo todo; una claridad solar, un dulce y suave viento de alborada, un tormentoso y escalofriante océano o puede ser lo que somos, el hoy, el ayer o un mañana prometedor.

 

En cada obra de Aknel se percibe luz, pasión, fuerza, libertad con miradas múltiples. Ha descubierto que los colores, con un constante vibrar, se transforman en palabras que escriben sus emociones e ideas en múltiples diálogos espirituales, que brotan desde lo más profundo de su ser, desde su Yo interior, de su Alma Mater.

 

Así, perfeccionando técnicas y con ese espíritu inquieto que siempre explora sensaciones, sus obras están en un diálogo constante motivando al observador a cuestionarse y, ¿qué se dicen?... no se sabe, son quizás descubrimientos que llevamos todos dentro. En esta exposición, La Maestra Aknel nos lleva a explorar la conciencia, el ser real que vive detrás de todas las máscaras que tratamos de llevar a diario. El proceso es un constante descubrimiento de su propia alma, con plena libertad, proyectando lo que ella es sin límites. No hay ego, no hay miedo, porque los colores son sus palabras y sus pinceles su idioma. En esta exposición se capturan momentos que la llevaron a un crecimiento personal y que nos permitirá ser conscientes de la belleza interior verdadera.”

 

Originaria de la Ciudad de Brno, República Checa, Aknel nos presenta lo más esencial de su arte abstracto, sintetizándolo en la máxima expresión de sentimientos, plasmados a través de aspectos cromáticos, con estructuras propias, alejándolas de cualquier imitación, siendo congruente con su conciencia, motivando un lenguaje visual que se refleja en cada una de sus obras. De igual manera, con obras haciendo alusión a “Hear no evil, Speak no evil y See no evil, trata de llevarnos a una introspección propia, logrando una relación constante entre obra y observador, estableciendo un reflejo recíproco, una búsqueda y un encuentro, que indudablemente provocará interés en descubrir el lenguaje plasmado en cada lienzo.