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C u r a d u r í a s

 

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Miguel Peraza

"Nervaduras de Viaje"

Aeropuerto Internacional de Toluca

noviembre  19, 2015

Como siempre, en la carrera plástica de Miguel Peraza, cuando menos lo esperas hay un giro inesperado, un salto, una salida por la tangente. Su permanente estado de insatisfacción garantiza que nunca se duerma en los laureles, pues nadie es más ajeno al manierismo que este escultor que, en cuanto detecta un tic, en cuanto percibe el menor engolosinamiento formal, el temido “estilema” que convierte al estilo en estigma y conduce sin remedio a la decadencia, cambia de rumbo y se plantea nuevos retos, líneas de ampliación y desarrollo que le permitan escarbar en las rutilantes posibilidades de las formas y los materiales siempre cambiantes, pero también en los temas y motivos que se renuevan de manera permanente.

 

Peraza extrae un universo de formas relacionadas entre sí por el tema, por la idea, de las naves, de los barcos, de las máquinas de navegar, extrapolada su función, mucho más allá de flotar y surcar los mares, a los viajes de la imaginación, a las permanentes migraciones humanas, a los periplos que aúnan deseos y realidades, sueños e ingeniería, ficciones y evocaciones vividas.

 

Es el espíritu vanguardista pero aplicado a la retaguardia, al origen y no al destino, es la magnífica contradicción que nos dice que estamos ante obras de arte, obras que refunden continente y contenido en una propuesta saturada de estética y significado plástico.

 

Los barcos nos sugieren viajes y descubrimientos, placidez y tormentas, belleza natural y también la crueldad completa de esa misma naturaleza que paradisiaca en apariencia oculta a menudo la catástrofe. Todo esto y mucho más, está en los barcos de Miguel que nos trasladan de inmediato a un mundo de sugerencias, recuerdos e ideas, de riqueza imaginativa y belleza estética, formas y fondos, significado y significantes congeniados a la perfección.

 

Miguel Peraza construye estas máquinas de navegación soñada sin plan previo, jugando con los materiales, a menudo encontrados, con frecuencia fortuitos, estableciendo un contacto lúdico con las técnicas y los procedimientos que homenajean esa infancia donde todo era posible, como en el arte donde todavía, aún hoy en día, todo es posible.

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